el 19-04-2010
Entrevista a Carlos Askunze, Gerente de Gizatea, sobre las empresas de inserción vascas, publicado en el Boletín Gizarteratuz nº 3.
La asociación de empresas de inserción Gizatea agrupa a 41 de las 45 empresas de inserción certificadas como tales en el País Vasco. En esta entrevista, Carlos Askunze, gerente de la entidad, repasa las características, situación y retos de futuro de estas empresas.
Brevemente, ¿cuáles son los principales rasgos que definen a las empresas de inserción asentadas en Euskadi? ¿Cuáles serían sus fortalezas y debilidades más destacadas?
Se trata de empresas promovidas por entidades sociales con amplia experiencia en el ámbito de la inserción sociolaboral, que, en muchos casos, las impulsan desde hace más de una década. En la actualidad, tienen una plantilla media de 12 personas (si bien algunas cuentan con entre 30 y 70 trabajadores). Del conjunto de esas plantillas, más del 60% son personas con convenios de inserción, y más del 65%, mujeres. Aunque operan en sectores de actividad diversos, cabe destacar su presencia en ámbitos como el medio ambiente, la hostelería, la limpieza y el mantenimiento, los servicios para las personas, la mensajería o la construcción. A su favor, ha jugado el hecho de que las políticas públicas de reconocimiento y apoyo del Gobierno Vasco hayan sido pioneras en el Estado, así como que el tejido haya adquirido la madurez suficiente para trabajar en red y poder contar con herramientas compartidas para la mejora de su trabajo y aumentar su interlocución. Las debilidades tienen que ver con la propia fragilidad de estas estructuras productivas, la dificultad de asegurar mercados (públicos y privados) para su desarrollo, o la todavía poca visibilidad y reconocimiento que cuentan por parte del conjunto de agentes sociales.
¿Hasta qué punto estas empresas son rentables socialmente? ¿Y desde una perspectiva económica?
Es un hecho demostrado que, en el marco de las políticas de inclusión sociolaboral, las empresas de inserción juegan un papel importante para favorecer la empleabilidad de personas en situación o riesgo de exclusión social para quienes los dispositivos de formación y orientación tradicionales resultan insuficientes. Asimismo, las empresas de inserción se enmarcan en las políticas activas de empleo, por lo que su valor añadido es el de procurar la inserción laboral de estas personas, además de lograr su activación personal y social. Por otro lado, si bien estas empresas cuentan en nuestra comunidad con importantes ayudas, recientemente hemos realizado un estudio en el que se señala que los retornos económicos generados (IVA, Seguridad Social y contingencias comunes), así como el ahorro público por persona trabajadora de inserción (menor coste social en servicios y rentas pasivas) demuestran también su rentabilidad económica.
¿Qué factores determinan la inserción de los trabajadores de estas empresas en el mercado ordinario?
El principal objetivo es lograr una mayor y mejor inserción laboral, por lo que resulta determinante el desarrollo de un adecuado y eficaz proceso de acompañamiento de las personas, que pueden estar, de acuerdo a la legislación vigente, hasta un máximo de tres años en estas empresas. Se trata de un acompañamiento personalizado, que abarca las diferentes fases, desde el acceso, la acogida y la incorporación, la actualización del proyecto profesional, el desempeño laboral y la mejora de la empleabilidad, hasta llegar a la fase de tránsito al empleo en el mercado ordinario. Hay que señalar, además, que las empresas de inserción son un recurso específico para determinados perfiles de personas con dificultades para el acceso al empleo, pero no para todas, por lo que resulta imprescindible la adecuación de la oferta de la empresa a las demandas que puedan provenir de los servicios sociales. Finalmente, es muy importante la labor de intermediación entre las empresas de inserción y las empresas ordinarias. Especialmente en estos tiempos de crisis, las dificultades de acceso al empleo para este perfil de población se han acrecentado, por lo que consideramos fundamental establecer políticas de responsabilidad social empresarial, así como contar con los apoyos suficientes para realizar labores de acompañamiento en el tránsito y en la inserción laboral en la empresa ordinaria.
En 2008, el Gobierno Vasco publicó un acuerdo para introducir cláusulas sociales en los procesos de contratación pública. ¿Qué representan estas cláusulas para las empresas de inserción? ¿Cómo valora el modo en que dicho compromiso se ha llevado a la práctica?
La implantación de cláusulas sociales es, desde nuestra perspectiva, una iniciativa fundamental, que aúna dos objetivos. Por una parte, impulsar una política de contratación responsable que puede multiplicar el impacto de otras políticas públicas (en este caso, de inclusión social y laboral). Por otra, generar un mercado importante para las empresas de inserción y favorecer la contratación de personas desempleadas con especiales dificultades. El acuerdo del Gobierno Vasco permite el establecimiento de una reserva de mercado para estas empresas, la inclusión de determinados requisitos en los pliegos de contratación pública, o la obligatoriedad de contratación de un porcentaje de personas en dicha situación. Poner en práctica este acuerdo supondría un incremento importante en la facturación de las empresas de inserción (lo estimamos en más del 50%), la creación de nuevas empresas y el aumento de oportunidades de empleo para personas desempleadas en situación o riesgo de exclusión social. De momento, el acuerdo no se ha materializado y venimos trabajando para que el Gobierno Vasco lo comience a desarrollar en su presupuesto de 2010, de forma que en 2011 sea una política consolidada. Por otro lado, consideramos importante ampliar esta práctica a diputaciones y ayuntamientos.
¿Cómo está incidiendo la actual crisis económica en las empresas de inserción y cómo están respondiendo a las nuevas dificultades? ¿Qué medidas cree que debería tomar la Administración para ayudarles en este trance?
Si la crisis ha afectado de forma generalizada al tejido empresarial, las empresas de inserción (que cuentan, por su naturaleza, con sus propias desventajas) no podían estar al margen. A pesar de que en términos globales el empleo y la facturación han crecido en 2009, nos encontramos con un número importante de empresas que cuentan con dificultades importantes. Dificultades que tienen que ver con problemas de tesorería (morosidad, impagos…), reducción de fondos propios o patrimonios netos negativos, disminución de la facturación por la falta de demanda y reducción de mercados, o pérdida de capacidad de contratación de nuevas personas. Con el Gobierno Vasco, estamos trabajando en propuestas específicas para la contención de la crisis en las empresas de inserción, que ya se están aplicando en otros sectores empresariales. Se trata de medidas relacionadas con el acceso a subvenciones a fondo perdido para la ampliación de capital, avales para las líneas de financiación o préstamos con intereses subvencionados. Consideramos fundamental que administraciones públicas, entidades promotoras y las propias empresas impulsemos el mantenimiento y la consolidación de las empresas de inserción como un recurso que, en épocas de crisis como la actual, se hace aun más necesario.
Y desde una perspectiva más general, ¿Qué deberían hacer las propias empresas de inserción para mejorar su eficacia y efectividad?
La eficacia y efectividad dependen, en primer lugar, de la mejora de sus dos componentes internos: los procesos y procedimientos de gestión empresarial y los de acompañamiento en la inserción. Respecto al segundo, es indispensable ajustar y mejorar la relación de las empresas de inserción con los servicios públicos de empleo y los servicios sociales. Por otro lado, las empresas de inserción deben trabajar en el crecimiento de sus mercados, tanto públicos como privados, así como prestar especial atención a la apertura de nuevos sectores de actividad que se vislumbran con futuro (sostenibilidad, atención a personas…). Fomentar la cooperación entre empresas (también económica y de mercado) es igualmente un camino que aumentaría el impacto de su trabajo. Por último, el sector necesita un mayor reconocimiento y aumentar su interlocución con los diferentes agentes institucionales y sociales, a escala local, autonómica y estatal.
Para terminar, quisiera preguntarle por la reciente incorporación de Gizatea al grupo de entidades que impulsan el proyecto de banca ética de la Fundación Fiare. ¿Qué razones la han llevado a embarcarse en esta iniciativa?
La banca ética ofrece nuevas posibilidades y oportunidades para la financiación de proyectos dirigidos a la inclusión social y laboral, puesto que ése es uno de sus objetivos. Actualmente ya existen empresas de inserción que cuentan con esta financiación, y Fiare y Gizatea trabajan en el desarrollo de nuevos instrumentos financieros adaptados al sector. Pero más allá de este factor funcional, Fiare es un proyecto de construcción ciudadana de banca ética, sustentado en redes y organizaciones sociales, al servicio de la transformación social. Desde esa perspectiva, Gizatea, se reconoce plenamente identificada con el proyecto. Las empresas de inserción (junto a otras experiencias productivas) las consideramos como iniciativas que fomentan una forma responsable y solidaria de entender la empresa. Igualmente, existen cada vez más experiencias que impulsan circuitos de comercialización y consumo desde criterios similares. La financiación ética cierra, precisamente, el círculo de la actividad económica y, con ella, vamos construyendo un movimiento de economía solidaria más sólido y significativo.
Fuente: Boletín Gizarteratuz nº 3 (SIIS)