Las empresas de inserción son un instrumento innovador. Prepara a las personas más vulnerables.
Marijose Rodrigo Santamaría. Presidenta de Gizatea.
Las empresas de inserción son iniciativas económicas cuyo objeto social es el acompañamiento y la inserción socio laboral de personas desempleadas con especiales dificultades para acceder al mercado de trabajo. Por tanto, combinan la actividad empresarial con metodologías de acompañamiento a la inserción sociolaboral. Pero además, las EE.II. son otra forma de hacer economía, un sector de empresas de economía social y solidaria, reconocidas por la Ley 5/2011, de Economía Social, y cuyo denominador común es la primacía de las personas sobre el capital. Componen estructuras productivas comprometidas con su fin social, con el desarrollo local, la cohesión social y la sostenibilidad.
Son un instrumento innovador de intervención socio laboral que prepara a las personas más vulnerables para insertarse en el mercado laboral ordinario. Posibilitan una experiencia laboral y un proceso de aprendizaje y mejora a las personas que, sean cual sean las circunstancias del mercado laboral, sus dificultades para insertarse persisten, tanto en momentos de altas tasas de empleo como en momentos de crisis.
Su seña de identidad, es el desarrollo de procesos de acompañamiento a las personas en su itinerario de inserción a través del desempeño laboral. Facilitan un apoyo que sirve de guía para conseguir una mejora de la empleabilidad, de la inserción sociolaboral por lo económico y de la incorporación a procesos inclusivos de participación y ciudadanía activa.
Las fases del acompañamiento se definen y adaptan de forma diferente en función de las empresas y las personas. En general, podemos identificar tres fases en el proceso de acompañamiento. 1. Acogida y diagnóstico inicial. 2. Desempeño laboral y mejora de la empleabilidad. 3. Transición al mercado laboral ordinario.
Uno de los retos de las EEII, para facilitar los procesos de tránsito al mercado ordinario, es crear alianzas con empresas del entorno, en clave de prospección y necesidades compartidas, siendo el final del itinerario de inserción. Las EEII aportan al mercado laboral, profesionales capacitados, con una experiencia laboral de hasta tres años, con competencias técnico-profesionales acreditadas, así como competencias sociolaborales: comunicación, trabajo en equipo, confianza, responsabilidad, adaptabilidad, productividad e iniciativa.
Otro de los retos, es el desarrollo de herramientas tanto para el crecimiento del sector, como del número de puestos de inserción: aumentando la visibilidad de las empresas de inserción en la sociedad y promoviendo acciones para aumentar la actividad económica de las EEII tanto en el sector público como privado (contratos reservados para empresas de inserción, clausulas sociales, responsabilidad social empresarial).
La contratación pública desempeña un papel de suma importancia en la economía, dedicando al efecto el conjunto de administraciones en torno al 15% del PIB, por lo que cada vez que un ente público adjudica un contrato está produciendo un considerable impacto en el mercado y el entorno. La actual legislación de contratos ha reconocido de manera expresa la posibilidad de utilizar la contratación pública para la consecución de objetivos sociales.
La reciente Ley 31/2015, de 9 de septiembre, por la que se modifica y actualiza la normativa en materia de autoempleo y se adoptan medidas de fomento y promoción del trabajo autónomo y de la Economía Social, incluye a las EEII en las reservas de contratos de las administraciones públicas, obligándolas a fijar porcentajes mínimos de reserva. Es pues el momento de trabajar con la administración para la aplicación de los contenidos de la ley y hacer de la contratación pública una verdadera herramienta política que desarrolle todo su potencial impacto en la generación de empleo para los colectivos más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Un elemento diferenciador de las EEII respecto a otros mecanismos de lucha contra la pobreza, radica en que no consume recursos sociales a fondo perdido, sino que la inversión pública, produce un retorno a la sociedad, tanto económico como a nivel de cohesión y justicia social.